Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con deslumbrante maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en un lienzo en https://berthamwvr311838.pages10.com/qué-declaró-zidane-después-del-cabezazo-73838804