Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con una maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas magistrales en un https://brontekkvq824524.blogolenta.com/35572938/así-reaccionó-el-mundo-al-cabezazo-de-zidane